José Troquian Trunci, Apo ülmen del territorio de Külakawiñ, Fütawillimapu (Parte 2)

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Estimados peñi, estimadas lamuen.

Quizás nos hemos demorado un poco en compartir la segunda parte de la entrevista que le hicimos al recientemente elegido apo ülmen de Quilacahuín, el peñi José Troquian Trunci, pero esperamos entregar por lo menos una síntesis de todo lo que fue esa importante conversación.

Comenzamos esta segunda parte, el cómo se fue generando el proceso de la elección de un nuevo cacique del ancestral territorio de Quilacahuín, pero primero, nos cuenta el peñi José Troquian, que tuvo unos primeros acercamiento con el Cacique Mayor Don Antonio Alcafuz, antes de que falleciera, para hablar de ciertos temas, como la lengua. Pero en otros temas no tuvo la apertura necesaria que buscaba el peñi Troquian.

Luego, cuando ya comenzó a complicarse la salud del Cacique Mayor, nos cuenta:

“Ahí con la machi y con el peñi Esteban, conversábamos, ¿qué va a pasar? decíamos, porque es un cargo antiguo que no se puede perder… pues ya comenzó a asomar en nosotros ese tema de conversación…  En el trabajo de la machi, intentamos acercarnos al chacha, pero él era un poco reacio a acercarse a ese tipo de espiritualidad, más él tenía su fe cristiana y se afirmaba ahí, y también, entonces, era difícil moverlo de ahí. Y se le respetó, siguió haciendo su trabajo como lo venía haciendo.

Y cuando fallece, obviamente vino la preocupación, nos cuenta el actual apo ülmen, dice, que estaban haciendo los preparativos para la renovación de srewe de la machi María, cuando reciben la noticia. Tuvieron que postergar todo su ceremonial para apoyar el velorio del Cacique del Cacique Mayor Don Antonio Alcafuz Canquil.

“Entonces, la machi dijo: No. Se posterga todo. Y de alguna forma, igual, apoyamos harto el velorio del chacha. Y la comunidad igual, increíblemente, se sumó mucha gente. A pesar de que el chacha caminó solo mucho tiempo, la comunidad se sumó mucho. De hecho, por lo menos se justifica que fueron cuatro días de velorio.  O sea, que la gente que llegaba… la despidida fue histórica, yo creo, mucha gente. La comunidad igual apoyó todos esos cuatro días de velorio de don Antonio”.

Y pasó la despedida del Cacique Antonio Alcafuz y comenzaron las conversaciones en torno a la elección de un nuevo cacique, surgían ya algunos nombres, empujados por distintos intereses, políticos, religiosos y otros de interés personal, para acceder al cargo de cacique. Ello trajo una inquietud para el entorno de la machi María y las familias cercanas de Huacahuincul. De eso nos sigue relatando José Troquian:

“Y empezaron los primeros nütram, o sea, nos juntamos arriba en la casa del peñi Raúl Llanquilef con su familia, la familia de la machi, la familia de la señora Chayo. ¿Y qué se habla en primera instancia? Así que candidatos, para variar escaseaban. No habían. Así que dijimos, bueno, entre nosotros tenemos que ver… Tiene que surgir alguien, por entonces aparecieron los nombres del peñi Raúl, el Peñi Esteban Fuentes y yo, en esas primeras reuniones. Y de ahí volvieron como dos o tres reuniones más donde nadie decidía. Nadie decía, yo estoy listo para esto. Todos damos nuestras excusas. Sus motivos y razones, válidos por supuesto. Bueno, me imagino que cada uno lo conversó en su casa con su familia, porque yo lo conversé con mi compañera, lo conversé acá con mis papás”.

Obviamente que no fue una tarea fácil. Las propias familias también con temor a algo que era ciertamente desconocido y que la gente ya no tenía el apego, en el último tiempo, con los caciques, por la instalación de las «PJ» en las organizaciones mapuche.

“Mis papás en primera instancia no estaban muy de acuerdo. O sea, no te metas en eso, te vas a meter problema, mi papá me dijo, te vas a ganar de enemigos, mejor que no te metas en eso. Pero ya después una reflexión más, más personal todavía, más íntima que lo hacía acá… Dije, si esto no lo toma nadie, después no vamos a tener ni siquiera la oportunidad de opinar, tal vez. O sea, lo va a tomar alguien y vamos a tener que guardar silencio, porque nosotros dejamos que otra persona tome el sartén por el mango. Y si, no nos gustaba, qué derecho ya va a tener opinar, si nosotros dimos un paso al costado. Así es que lo conversé con mi compañera, ella me apoyó y en el caso de mis papás, dije, tendrán que recibirlo de alguna forma, porque igual dije, ellos ya vivieron su vida, yo estoy con ellos, lo estoy cuidando. Y esta es mi vida. Yo tengo que decidir qué hago o no hago con mis convicciones. Así es que ahí dije, ya, vamos, vamos para adelante”.

Y así tomó la decisión de ser candidato con el apoyo de varias familias y personas que fueron forjando la idea de asumir el Cacicado de Quilacahuin, como el apoyo de la lamuen Marisol Jaramillo, el peñi Bautista Lemus, algunos antiguos fiscales del Cacicado de don Antonio y otros. Igual fueron un par de reuniones para llegar al momento de la elección final del cacique. Mientras tanto, continuaron en la búsqueda de información sobre los reglamentos y tradiciones del cacicado, y entre esas conversaciones salió un relato que le llamo la atención:

“Un peñi nos contaba que, en aquella época, cuando se había investido Don Antonio, él dijo, ah, voy a ir a ver al nuevo lonko, dijo y caminó, casi como salió como las tres de la mañana, caminó y caminó como ocho horas caminando hasta Huacahuincul. Y vino acá, vino a conocer al hombre, y conversaron toda la cuestión, y decía que Don Antonio, que le dijo, oye, tú no te interesa ser fiscal, que le dijo, si podría ser, ya, que le dijo. Tú seas fiscal entonces, y así como que el peñi comenzó a armar su personal, sus fiscales, que lo acompañaron un par de tiempos acotados, lamentablemente”

Y llego el día de la elección del cacique de Quilacahuin, todo obviamente, con el ngülam (orientación) que fueron dando los apo ülmen en el proceso, principalmente el ngülam espiritual de Arturo Camiao y de Juan Pailalef.

“se invitó a la gente a participar de la elección, se invitaron a la gente tanto a participar como a los posibles candidatos que pudieran haber.  El 16 de abril (2023) abajo en la ruca de la machi. Pero sí, sí que fue la misma dinámica del desinterés, la gente no llegó. Y eso debe ser parte también que nos decía don Arturo, que la comunidad jurídica los absorbe, la gente está enfocada en otras cosas. Entonces, pero no dejó de llegar 60 personas. La gente firmó. Y ese día ya por proclamación, a viva voz, la gente levantó la mano y estuvieron conformes.

Con el apo ülmen ya elegido, vino la organización para la investidura y toda la preocupación de cómo hacerlo, en qué lugar, de dónde se obtienen también los recursos para esa importante actividad. Toda la organización, la logística, y nos comenta el apo ülmen:

“Y ahí nuevamente don Arturo, nos guio en la parte más más espiritual. Y de ahí en la marcha dijo, lo vamos a hacer como un ngillatun, de esa forma. Se va a ir a Pucatrihue el primer día, y acá en la mapu del apo ülmen se va a hacer el ngillatuwe. Esa va a ser la forma y en eso vamos a trabajar”.

El resultado fue, que todo fue auto gestionado por las propias familias, desde lo más importante, hasta en los detalles menores. Y una de esas preocupaciones fue el makuñ (la manta) del Cacique. Hubo varias sugerencias, pero finalmente, salió un lamuen de la propia comunidad de Huacahuincul, como lo expresa el peñi Troquian:

“Así que, y curiosamente apareció una lamuen de acá de la comunidad, de Huacahuincul una vecina de acá, que incluso ella me crio de chiquito, mantera, y dijo, ya voy, yo te hago la manta, listo, ¿no? Y así fueron cosas como esa, de repente que uno, yo en realidad no la tenía como opción a ella, porque yo sabía que la lamuen, la Rosa Canquil, ella fue la mantera”.

Y llego el momento de la investidura de apo ülmen del Territorio de Quilacahuín, con todo lo que ello significaba e implicaba, la preparación del espacio ceremonial, la alimentación, los acompañantes, los músicos, los bastoneros, los responsables de cada trabajo, la movilización y la fecha para tan importante ceremonia, y que tuvo un final solemne dentro de la costumbre y de algunos atisbos más actuales de la vivencia mapunche williche.

En la ceremonia que se inició en la sruka del Taita Wentiao, en Pucatrihue, y luego en el espacio familiar del apo ülmen Troquian, para la investidura final, se vio acompañado de sus hermanos apo ülmen, los machi, kimche, bandas ceremoniales y de peñi y lamuen, que llegaron de diversos territorios de la Fütawillimapu. Y el apo ülmen elegido, lo resume de la siguiente manera:

El proceso de la investidura, yo lo viví bastante tranquilo, mucha gente preguntaba, ¿oiga, está muy nervioso, se acerca la fecha? No, porque la parte espiritual para mí ya está, ya puestas, despertadas de nuevo, desde mi ser, entonces ya tenía mi convicción en ese sentido, ya estaba por todo este camino recorrido, ya estaba tan seguro que no me generaba preocupación, ni temor. Llegué muy tranquilo a la fecha, incluso que la machi por este intermedio me dijo, es necesario que usted se haga un lawen para que llegue bien a la ceremonia, por el bienestar suyo y la gente que lo acompaña, así que un satún, que se me hizo 15 días antes de la investidura, por lo mismo para estar mejor preparado y sacar todo lo que era… todo lo wesake que uno absorbe en el diario vivir, digamos, en el mundo wínka, con todas las cosas wínka que lo rodean a uno, pero todo ese proceso salió bien.

Estimados peñi, estimadas lamuen, así de esta manera, hemos narrado una segunda parte de este extenso nütram que sostuvimos con el recientemente elegido apo ülmen del Territorio de Quilacahuin, el peñi José Troquian Trunci.

Fütawillimapu
@Wesrkin
@futawillimapu


Revisé la primera parte de esta entrevista: José Troquian Trunci, Apo ülmen del territorio de Külakawiñ, Fütawillimapu (Parte 1)

Tami srakisuam

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