Famo ta wüfüyen: Investigación concluye que ancestros mapuche habitaron el cono sur de América hace 5 mil años

¡Fill püle powüpe ta fa!

Investigación llevada a cabo por un grupo multidisciplinario internacional llegó a la conclusión de que nuestras y nuestros ancestros mapuche llegaron a esta parte del mundo hace, al menos, 5.000 años. Junto a lo anterior, el trabajo investigativo destaca el aislamiento genético mapuche, es decir, la existencia de componentes genéticos específicos que no se encuentran en otras poblaciones de Sudamérica. A juicio del grupo de investigadoras/es, el aislamiento genético mapuche es compatible con la visión que, desde la lingüística, clasifica al idioma mapuche como un idioma aislado.

La realización de estudios o investigaciones por parte de Universidades ha sido materia de preocupación para nuestra gente debido al carácter extractivista de los mismos, la no devolución de los resultados y el nulo aporte a la mejora de la calidad de vida de nuestro pueblo. Sin duda existe una muy comprensible desconfianza respecto al mundo académico.

No obstante lo anterior, también hay investigaciones que realmente son un aporte en el fortalecimiento de nuestra identidad y en la valoración de nuestros propios conocimientos.

CHEW TA KÜPAYEN

Hasta hace década, cuando preguntábamos por el origen de nuestro pueblo a personas hablantes de tse süngun o cuando estas personas hacían referencia a nuestros orígenes o a los orígenes de nuestra lengua en sus nütram, escuchábamos expresiones como las siguientes:

  • Inchen ta pu mapunche, ta famo ta llegüyen. Ka mapu ta küpalayen: nosotras/os las/os mapuche nacimos aquí. No venimos de otra tierra,
  • Famo ta wüfüyen inchen: Aquí aparecimos/surgimos nosotras/os.
  • Fachi mapu (mo) wüfi inchen moll’füñ (Fachi mapu (mo) wüfpay inchen moll’füñ): En esta tierra apareció/surgió nuestra sangre (raza, pueblo).
  • Kishu wüfi tain süngun fach(i) pu mapu: nuestro idioma surgió por sí mismo en/desde esta tierra.
  • Famo wüfi tain süngun: aquí apareció/surgió nuestro idioma.

Las expresiones anteriores y sus variaciones, dan cuenta de que para nuestras y nuestros kuyfi ke tse, nuestro pueblo, nuestro idioma, nuestra forma de pensar, nuestro conocimiento y todo lo que somos surgió aquí, en esta parte del mundo que hemos habitado desde tiempos inmemoriales.

Lo anterior no presenta incompatibilidad con la teoría del poblamiento humano en lo que hoy es América, poblamiento que se realizó principalmente por oleadas migratorias que cruzaron por el puente de Beringia, provenientes de Asia.

Al respecto, si nos remitimos al kuyfi nütram que llamamos “Trengtreng ka Kaykay”, el surgimiento de nuestro pueblo se debe a un evento cataclísmico en el que las fuerzas del agua casi acabaron con la vida existente, siendo las partes altas de la tierra los espacios en los cuales la vida se salvó tras apaciguarse las fuerzas de la naturaleza, volviendo la tierra y el agua a un nuevo estado de equilibrio.

Como lo señalan los relatos orales y las versiones escritas de este nütram, como el registro de Diego de Rosales en el siglo XVII, previo a dicho evento o proceso ya habían seres humanos, pero no constituían el pueblo mapuche actual. Las personas sobrevivientes en cada Trengtreng fueron cuatro: una mujer anciana, un hombre anciano, una mujer joven y un hombre joven. Cada grupo de estas cuatro personas reciben el nombre de llituche, la gente del inicio, pues de ellas provenimos. En otras palabras, los llituche son nuestros ancestros originales.

Por lo anterior, es posible que los acontecimientos enmarcados en el enfrentamiento de Trengtreng y Kayakay esten situados en el periodo que va de los 15.000 a los 5.000 años antes del presente.

UN CASO PARTICULAR DE AISLAMIENTO

“The genetic history of the Southern Andes from present-day Mapuche ancestry” (La historia genética de los Andes del Sur a partir de la ascendencia Mapuche actual) es el nombre de una interesante investigación interdisciplinaria realizada por Epifanía Arango-Isaza, Marco Rosario Capodiferro, María José Aninao (¡kiñe l’amuen!), Hiba Babiker, Simon Aeschbacher, Alessandro Achilli, Cosimo Posth, Roberto Campbell, Felipe I. Martínez, Paul Heggarty, Scott Sadowsky, Kentaro K. Shimizu y Chiara Barbieri.

En la señalada investigación, se recopilaron 64 muestras genéticas (2 ml de saliva) de tres identidades mapuche: l’afkenche, pewenche y williche de Chiloé. Dichas muestras fueron contrastadas con el de otras poblaciones de América y muestras de ADN antiguo procedente de excavaciones arqueológicas, todo esto con la finalidad de reconstruir la ascendencia genética mapuches hasta llegar a las primeras oleadas migratorias que arribaron a América y establecer sus contactos con otros grupos humanos.

Entre los resultados de la investigación destacamos:

  • Hay tres grandes grupos genéticos principales (clusters) en Sudamérica: el de los Andes Centrales, el de la Amazonía y el del Cono Sur al cual, de acuerdo a la clasificación señalada, pertenecemos las y los mapunche.
  • La huella de nuestros ancestros genéticos tiene, por lo menos, una antigüedad de 5.000 años (Holoceno Medio).
  • Nuestros ancestros genéticos se separaron de los habitantes del extremo sur hace más de 4.000 años.
  • Una parte de dichos ancestros genéticos migraron al sur, aportando a la formación con los pueblos Yámana, Kawéskar y Selk’nam.
  • El intercambio genético y cultural con pueblos de los Andes Centrales (de idioma Quechua) es anterior a la invasión Inca.
  • Los grupos l’afkenche, pewenche y williche están emparentados entre sí (tienen los mismos ancestros).
  • La población mapuche williche en Chiloé tiene un fuerte vínculo genético con el pueblo Chono.
  • El componente genético específico mapuche no se encuentra en otras poblaciones de Sudamericanas. Esto apunta  a que las/os mapuche hemos tenido un menor flujo genético con otros grupos a lo largo del tiempo, lo que ha dado forma a un aislamiento genético.

Respecto al último punto, el equipo de investigadoras/es plantea lo siguiente:

“Durante mucho tiempo, el Mapudungun ha atraído especulaciones de que podría estar relacionado con otros idiomas en las Américas, no solo con aquellos más al norte en los Andes (centrales), sino también posiblemente con los idiomas Arawak, Tupí e incluso el Maya; sin embargo, no hay un apoyo lingüístico aceptado para ninguna de esas afirmaciones. Nuestro descubrimiento del aislamiento genético de los Mapuche es compatible con la visión lingüística estándar de que el Mapudungun es, de hecho, una lengua aislada” (Arango-Isaza et al., 2023, p. 2611 [Traducido del original]).

Más allá de que en el ámbito académico aún se sostenga que el “mapudungun” es el nombre del idioma mapuche (lo que en términos históricos y vivenciales es una idea errónea), lo concreto es que las evidencias apuntan a que nuestro süngun (idioma, lengua) no vino de otra parte del mundo, sino que surgió en la mapu (espacio, tierra, territorio) que habitamos. Al ser una lengua aislada y de una antigüedad milenaria, nuestro idioma mapuche es un tesoro vivo y un patrimonio de la humanidad. Como mapunche deberíamos sentir orgullo y hacer todos los esfuerzos para mantenerla en el tiempo.

Respecto al aporte genético chono en el caso mapuche williche, esto es algo absolutamente normal en zonas de frontera. Incluso en zonas alejadas, como San Juan de la Costa, en tiempos antiguos llegaban mujeres tewelche producto de matrimonios o conflictos territoriales (malokan), cuya herencia genética podría estar vinculada a ciertos rasgos (fenotipos) más “achinados” que cada cierto tiempo se presentan en nuevas generaciones. Estudios específicos podrían arrojar más certezas al respecto.

Nuestros ancestros mapuche habrían ingresado a América en la oleada migratoria denominada SNA2 (south native american), posiblemente a finales del Pleistoceno. Esta oleada está asociada con una muestra norteamericana de 10,100 años antes del presente (Cueva Spirit).

Al revisar estos resultados y discusiones, es posible concluir que los relatos ancestrales respecto al origen de nuestro pueblo no entran en contradicción con la evidencia existente. Los elementos simbólicos de dichos relatos probablemente podrán ser adecuadamente interpretados en futuras investigaciones que cumplan con la rigurosidad y ética que es posible constatar en esta investigación.

A continuación compartimos el enlace para que puedan acceder al artículo original en inglés: The genetic history of the Southern Andes from present-day Mapuche ancestry (2023)

WECHUN NÜTRAM

Los antecedentes señalados anteriormente desmontan las hipótesis impregnadas de racismo respecto a los orígenes de nuestro pueblo, particularmente la de Ricardo Eduardo Latcham que señala que los mapuche o ‘araucanos’ era un pueblo invasor proveniente de las pampas ‘argentinas’ que desplazó al norte y al sur a los antiguos habitantes, dando origen a ‘pincunches’ y ‘huilliches’, ocupando la zona entre los ríos Itata y Toltén, absorbiendo la lengua del pueblo que invadió y perdiendo la propia (un caso único en la historia) .

De acuerdo a Latcham:

“Investigaciones antropológicas y arqueológicas han demostrado que este pueblo [araucano/mapuche] era intruso en la región, que era de diferente origen y linaje de los demás habitantes del país y que su estada es ésta había sido relativamente corta cuando llegaron los españoles” (Larcham, 1929, p.80).

Esta hipótesis fue seguida por el historiador Francisco Antonio Encina y nos fue enseñada en las escuelas a través de los libros de historia.

Ni Latcham ni Encina alcanzaron a ver como sus ideas, supuestamente demostradas, hoy son desmentidas por las evidencias genéticas. Estamos aquí desde las primeras migraciones.

Otro aspecto importante de señalar es que desde la arqueología se ha impuesto una clasificación de culturas distintas de acuerdo a las características de los elementos encontrados en sitios arqueológicos, particularmente la cerámica. Así ha surgido el concepto de culturas ‘premapuche’ (Pitrén, Vergel, etc.) muy en la línea de la tesis de Latcham. Sin embargo, dicha visión desecha arbitrariamente lo que es la presencia mapuche en el cono sur de América. Hay que pensar que, en mil años, cambios drásticos en el clima, disputas políticas, conflictos armados o simplemente innovaciones espontáneas en un grupo humano que tienen autonomías territoriales, pueden expresarse en cambios en diversos ámbitos de la vida: cerámica, ritos funerarios, tipos de viviendas, alimentación, etc. Si hay algo que nos caracteriza como mapuche, aparte de nuestro aislamiento genético y lingüístico, es nuestra gran capacidad de adaptación e innovación sin perder nuestra identidad y nuestra conexión con el pasado.

En territorio mapuche williche, específicamente en la actual región de Los Ríos, se encontraría el árbol más antiguo existente: un lawal (alerce) de más de 5.000 años. Resulta maravilloso imaginar que nuestros ancestros ya habitaban esta tierra cuando ese lawal se alzó de las entrañas de la tierra para alcanzar el cielo. Nuestra moll’füñ (sangre) está en esta tierra desde antes de la construcción de las pirámides de Egipto… y mientras grandes imperios surgieron y cayeron a lo largo de la historia, la línea de vida de nuestro pueblo se ha impuesto al paso del tiempo.

Con la fuerza del lawal, surgimos aquí, estamos aquí y seguiremos aquí.

Mapunche ta inchen.

Afi feytachi chillka.

por Salvador Rumian C.
Fütawillimapu
@Wesrkin
@futawillimapu

Tami srakisuam

5 comentarios

  1. Están desfasados más de 10.000 años….las pruebas arqueológicas muestran y demuestran más de 14.000 años de MACHI lawentuchefe o lawentufo en CHINCHIN WAPI (monte verde).

  2. El conocimiento se construye comparando y sumando verdades. Esta investigación suma desde una perspectiva genética, no viene a negar Monteverde u otras investigaciones arqueológicas o lingüísticas. Faltan muchas piezas para completar el rompecabezas.

    • Ciertamente. La KALAWALA es una planta medicinal que hay en Futawillimapu pero existe también en Centro America y en idioma Maya se llama KALAWALA. Coincidencia? no creo. De hecho hay una raíz y legado común lingüístico de nuestros antepasados, que quizás ahora la genética pueda ayudar a clarificar y hasta «comprobar» que en el principio en «America» todos éramos Mapuche.
      Saludos de un Williche en Euromapu

  3. Es muy interesante el resultado de esta investigación y considero que debería ser publicada en distintos medios para conocimiento del pueblo y no quede sólo en el ámbito académico

  4. el estudio esta sumamnete esclarecedor, mientras los sumerios construian zigurat, nuestros ancestros se las arreglaban por seguir expandiendo la presencia del hombre en el globo, quizás los pueblos cercanos a bering avanzaban a medida que la glaciación retrocedía, y mientras retrocedía los pueblos se asentaban, iban y venían, hasta que llegamos aquí. Falta algún resto genético fiable para confirmar la antigüedad de monte verde, el talón de aquiles de la migración postglaciar… fascinante…

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