¡Fill püle powüpe ta fa!


Imagen: Diario Austral

Por Guillermo Sáez Eickhoff
gsaeze@hotmail.com

La historia del pueblo mapuche-huilliche ha sido escasamente estudiada. Aún hay mucho por investigar; no solo para entender su cultura, sino para lograr comprender los misterios de su evolución y cuales han sido los grandes personajes y conductores de ese pueblo.

Existen eso sí, dificultades para acceder a la información, debido a las pocas fuentes disponibles para realizar estos estudios. En los cada vez mayores trabajos sobre su cultura han surgido múltiples intereses que tienden a manipular la información, logrando variadas interpretaciones que en ocasiones no se ajustan a la realidad.

En el caso del cacicato de San Juan de la Costa, que surge con la misión apostólica instalada allí por el año 1800. Se ha logrado establecer una línea de sucesión desde 1889 con el cacique Pedro Neipán, que es sucedido por Juan de Dios Neipán desde 1907 a 1922 y después Félix Coliao Collipay. Al fallecimiento de este último en 1929 asume el mando de la jurisdicción uno de los caciques más carismáticos que haya tenido el pueblo huilliche de la costa: se trata de José del Tránsito Neipán Collipay.

Se le recuerda con mucha consideración, no solo por los 35 años que ejerció el cargo, sino también por la gran capacidad para ejercerlo y desempeñarlo, siempre ceñido a las leyes, al respeto y consideración por los tratados de paz, los cuales conocía e invocaba en cada ceremonia, desde aquellos practicados con la corona española en 1793 como los realizados con el gobierno de Chile. Entre los que cuentan el de 1827 cuando Francisco Aburto Ramírez, comisario de naciones -emisario del gobierno de Ramón Freire- entrega los títulos de comisario sobre las tierras de la costa al pueblo huilliche.

En la imagen de enero de 1954 aparece el cacique Neipán Collipay acompañado de su mujer Albina Ancapán, captados con atuendos típicos, momentos previos a ingresar a la intendencia provincial a presentar sus saludos protocolares de Año Nuevo al intendente Bruno Schilling. Se aprecia en ambos el característico collar de plata utilizado de tiempos inmemoriales para las ceremonias importantes.

En su mano derecha lleva firme el bastón de mando que le confiere la autoridad de cacique y un ramo de copihues en señal de amistad.

Durante su largo mandato mantuvo con las autoridades locales excelentes relaciones de amistad y mutuo respeto. Por ello abogó por la instalación de nuevas escuelas en su jurisdicción, pedía arreglo de caminos y permitió el trabajo de la comisión de topógrafos en los años 50, los primeros agrimensores que se aventuraron en los cerros de la costa a realizar sus labores. Asimismo solicitaba brigadas sanitarias para combatir las epidemias de tifus, sarampión y pediculosis y otras que diezmaban la población infantil.

Se expresaba en lengua ancestral para darle mayor simbolismo a las reuniones a las que asistía, no obstante dominaba el castellano, se hacía acompañar por su interprete lenguaraz Teófilo Manquehue y una columna de mocetones. Para agosto de 1959 viaja a la capital a entrevistarse con el Presidente Alessandri.

Mantuvo el mando firme hasta su fallecimiento ocurrido en octubre de 1964, fue sepultado en el cementerio misional de San Juan. Sobre su tumba se construyó una pequeña iglesia en madera de alerce, réplica de la parroquia de la misión que años más tarde fue consumida por un incendio. Asistieron al sepelio cerca de 5.000 personas encabezadas por loncos de su jurisdicción y el obispo Francisco Valdés junto a una delegación del gobierno provincial. Le sucedió en el cargo el nuevo cacique mayor Mateo Panguil Loncochino lonco originario del sector de Panguimapu.

Fuente: Diario Austral de Osorno (02.01.2010) (Versión impresa)


Nota: Se han resaltado algunas ideas que muestran la visión/intención del autor del texto. Destacan la idea de que recientes trabajos «… tienden a manipular la información, logrando variadas interpretaciones que en ocasiones no se ajustan a la realidad» (siendo que la interpretación realmente válida es la propia Mapuche y no la germano-chilena) y la muy básica (y errada) conclusión de que el actuar del Mapu Ülmen Tránsito Neipan Colipay se regía por la amistad con las autoridades chilenas y el respeto por sus leyes, siendo que el sólo hecho de buscar la revalidación del Tratado de Paz de 1793 implica el establecimiento de un estatus jurídico y político diferente al chileno en la Fütawillimapu.

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