En su constante búsqueda de energía, las autoridades chilenas han incurrido en la aprobación de proyectos energéticos sin solicitar un estudio de impacto ambiental previo. El Parque Eólico de Chiloé, es un ejemplo más, en donde una presentación de impacto ambiental, sin antecedentes o estudios suficientes, bastó para que se certificara la construcción de un plan que, según diferentes organizaciones civiles de la zona y expertos internacionales, afectará a la fauna, el turismo, el patrimonio, el trabajo y la calidad de vida de los vecinos y comunidades indígenas del lugar.
El pasado miércoles 14 de octubre, organizaciones ambientalistas de Chiloé entregaron una carta, firmada por científicos de todo el mundo (carta científicos), en La Moneda, dirigida al presidente Sebastián Piñera solicitándole realizar un impacto de estudio ambiental del proyecto Parque eólico de Chiloé. Además, representantes de diversas organizaciones sociales han mostrado su rechazo a la creación de este parque debido a que consideran que se verán afectados socioculturalmente.
El 5 de octubre de 2010 Ecopower, empresa chileno-sueca que impulsa este proyecto, presentó una declaración de impacto ambiental al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la región de Los Lagos. Luego de que diferentes entes gubernamentales dieran el visto bueno, entre ellos Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Secretaría Regional Ministerial -Seremi- de energía de la X región, el pasado 18 de agosto de 2011 el SEA aprobó el proyecto a pesar de las demandas ciudadanas.
El proyecto consiste en la construcción de 56 torres que generaran 112 MW (2 MW cada una). Estas serán de 128 metros de altura aproximadamente –casi del porte de la Torre Entel- y serán instalados en una superficie de mil hectáreas, en el sector costero de Quilo-Mar Brava, ubicado al oeste de la comuna de Ancud (Chiloé). La energía suministrará al Sistema Interconectado Central.
RECHAZO DE LOS HABITANTES DE ANCUD
En el proceso de movimientos de tierra de dicho proyecto la actividad de extracción de moluscos -una de las principales actividades económicas de la zona-, se vería afectada. Así lo afirmó el presidente del sindicato de macheros de Mar Brava, Mauricio Soto, quien agregó que se generarán desplazamientos de material hacia las playas, lo cual “los perjudicaría”.
La agrupación Ecoturismo Puñihuil ha mostrado su preocupación debido a que el proyecto podría afectar el ecoturismo marino. Además de ello, en su página de Facebook publicaron una imagen que muestra los puntos arqueológicos y patrimoniales que serán rodeados por las torres eólicas.
El Colectivo de Información Ciudadana de Ancud (Compas) emitió un comunicado público donde denuncia desinformación acerca la construcción del parque y falta de “sociabilización hacia la ciudadanía por parte de Municipio y la empresa Ecopower”. Ellos demandan participación ciudadana en la aprobación de este tipo de proyectos y la necesidad de realizar un estudio de impacto ambiental. Esta organización contó con el apoyo del Centro de Estudios del Patrimonio Cultural (Cecpan).
En conjunto ambos organismos crearon un documento titulado “Observaciones Proyecto Eólico Chiloé, pronunciamiento de la sociedad civil” (Observaciones_Sociedad_Civil_DIA parque eólico), en donde se exponen detalladamente cómo este parque afectaría a la comunidad y a la flora y fauna del lugar.
WILLICHES AFECTADOS
En el área existen dos comunidades indígenas Williche formalizadas: Antu Lafkén de Wentetique; y Lauquén Mapu de Katrumán; y una por formalizar: Calle. Esto implica que la zona posee influencia indígena, y por tanto debe considerarse la aplicación del Convenio 169 de la OIT, ratificado por el Estado de Chile, que exige:
“Consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente”; “Los gobiernos deberán velar porque, siempre que haya lugar, se efectúen estudios, en cooperación con los pueblos interesados, a fin de evaluar la incidencia social, espiritual y cultural y sobre el medio ambiente que las actividades de desarrollo previstas puedan tener sobre esos pueblos. Los resultados de estos estudios deberán ser considerados como criterios fundamentales para la ejecución de las actividades mencionadas”.
Santos González Nahuelpán, vocero de las comunidades williche de la zona, exigió “que no se afecte el patrimonio de nuestros antepasados”. Advirtió que la invisibilidad de los aspectos socioculturales vinculados al proyecto también implica el no reconocimiento de la influencia indígena en el área.
CIENTÍFICOS PREOCUPADOS POR FAUNA MARINA
Una de las dos organizaciones que entregó la carta el miércoles al presidente fuel Centro de Conservación Cetácea de Chile. Su presidenta Bárbara Galletti explicó que cada verano el área marítima costera del noroeste de la comuna de Ancud alberga la mayor concentración de ballena azul en todo el hemisferio sur que visita nuestras costas para alimentarse. A ello se suma la presencia permanente de delfines austral y en primavera de pares madre-cría de ballenas franca austral, clasificada en Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Todos ellos protegidos legalmente en Chile y declarados Monumento Natural.
Ante esto, Galletti enfatizó que “cuarenta por ciento del proyecto se ubicaría a lo largo de la línea del borde costero, lo que podría ocasionar impactos sustantivos a los individuos que se aproximan a la costa y afectar la población de ballenas azul y otras especies marinas que utilizan la zona a largo plazo.”
El otro organismo que presentó la carta fue Ecoceanos. Su director, el médico veterinario Juan Carlos Cárdenas, afirmó que “esta potente señal” de la comunidad científica internacional, unida al amplio rechazo ciudadano a la aprobación de este mega proyecto que afectará a la biodiversidad costera marina de Chiloé “no puede ser ignorado por el presidente Piñera, vecino en el área, dueño del Parque de Tantauco”.
Cárdenas agregó que, demandan a Piñera ejercer su autoridad para que se realice la correspondiente evaluación de impacto ambiental y se “relocalice este parque eólico que actualmente viola la legislación ambiental del país”.
En la carta firmada por 43 científicos se específica que “el proyecto y la infraestructura asociada -como la construcción de un desembarcadero- podrían generar impactos negativos sobre los mamíferos marinos. Entre ellos se destacan desplazamiento del hábitat, aumento de probabilidad de colisión de grandes embarcaciones con ballenas e interferencia en la comunicación y conductas de alimentación debido a la contaminación acústica”.
RECURSO DE PROTECCIÓN
En agosto de este año la comunidad indígena Antu Lafquén de Huentetique acompañados por el diputado socialista Fidel Espinoza presentaron un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Puerto Montt para paralizar el proyecto y relocalizarlo. En octubre, la corte falló en contra de los demandantes. Según la determinación judicial las obras en que se traducirá el proyecto “no afectan directamente a pueblo indígena alguno, aparte de no perjudicar directamente a ninguna población o comunidad”. El fallo denota dichas acusaciones como “hipotéticas y dependen de causas remotas”.
La resolución se adoptó con el voto en contra del ministro Hernán Crisosto, quien consideró que se debía acoger el recurso y anular la decisión que calificó favorablemente el proyecto por estimar que estaban en riesgo zonas de interés arqueológico y patrimonial para pueblos indígenas.
RESPUESTA DEL GOBIERNO
La respuesta del Gobierno a la carta firmada por científicos de todo el mundo, llegó a través de la ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, quien dijo a Radio Universidad de Chile que existe la “voluntad del Gobierno de potenciar y dar todas las facilidades y establecer cuáles son las berreras de entrada para las Energías Renovables No Convencionales (ERNC). Hemos visto que la ciudadanía se opone a todo, respecto de muchos proyectos. La verdad es que de alguna parte tenemos que sacar energía”, dijo. Pero esos argumentos no restan peso a las demandas de la debacle ambiental que anuncian tanto los científicos como las organizaciones ambientales y sociales.
Por Estefani Carrasco Rivera
Fuente: El Ciudadano (18.12.2011)