Fotografía: Juan Segundo Catrilef | SRC
Un momento de gran emotividad y newen se vivió en la jornada final del Ngillatun de Punotro cuando los ngillatufo, guiados por el kimche Juan Andrés Piniao, realizaron un sentido homenaje al mítico “Gallito Catrilef”, aquel joven quien defendiendo su vida y su tierra dio muerte al recordado “Gringo Elzel”.
Han pasado 56 años desde aquel enfrentamiento. Max Elzel Mayer era uno de los particulares que pretendía adueñarse de las tierras cordilleranas al interior del sector de Trafunco Los Bados hasta la costa, disputando dicha zona con Eduardo Ide Martínez, la sucesión Aguila y las familias mapuche originarias y defensoras del territorio.
UNA VIDA DE AUTOSACRIFICIO
Importante: en las siguientes líneas hemos resumido, simplificado y omitido varios aspectos de la historia de Juan Segundo Catrilef.
El “Gringo Elzel” acostumbraba a utilizar a los funcionarios policiales del retén de Cunamo para hostigar, quemar las sruka y despojar de sus tierras a las familias mapuche vivientes en la füta mawisam. Así, Max Elzel, sus matones y carabineros de Cunamo sembraban el terror en aquellos apartados lugares.
Tanto fue el abuso y las humillaciones que un pequeño grupo de wentru decide responder a las agresiones. Destaca la figura del joven Juan Segundo Catrilef, apodado el “Gallito”.
Todos intuyen que en algún momento el “Gringo Elzel” encontraría una respuesta a su violencia, intuición que se transforma en certeza al presentarse un presagio de victoria durante la realización de un lepün destinado a la preparación espiritual de las familias frente a los intentos de desalojos que se preveían.
Así al poco tiempo después de dicho lepün, el leupe lonko Elzel decide entrar a la füta mawisam sólo en compañía de un empleado. Mientras avanza va disparando al aire con el fin de amedrentar a las familias.
De acuerdo al Gallito, esta vez los funcionarios de carabineros no lo acompañan, ya cansados de estar siempre a las órdenes de un alemán prepotente.
En su avance, llega Elzel a la pequeña rancha del joven Juan Catrilef. Lo que ahí ocurrió da rienda suelta a la imaginación. En ocasiones el mismo Juan Catrilef enfatiza algunos aspectos sobre otros. Lo concreto es que en aquel encuentro alguien debía morir… y fue la hora final del “Gringo Elzel”.
Cuenta el Gallito, que al verse herido, Elzel le dijo riendo antes de morir “me cagaste, hueón. Me cagaste…”.
A partir de aquel momento, Juan Catrilef es ocultado por las familias cordilleranas, logrando llegar hasta Osorno para entregarse a carabineros, evitando así ser encontrado por los cercanos de Elzel y los carabineros del retén de Cunamo que de seguro lo hubiesen ejecutado.
Fue condenado a cinco años de prisión en la cárcel de Osorno y liberado a los dos años. Al volver a su mapu quedó como “dueño” y repartió porciones de tierras a las familias que a partir de entonces, si bien no tenían el título de propiedad, ya no fueron objeto de desalojos y abusos policiales.
La muerte de Elzel puso fin a los despojos. El Gallito fue entonces reconocido como “héroe” wiliche siendo más tarde partícipe de otros procesos de defensa territorial.
Si bien está tranquilo por lo que tuvo que hacer para defenderse a sí mismo, a su tierra y a su gente, el quitarle la vida a otro ser humano le genera sentimientos difíciles de expresar. Esto explicaría el por qué el gran Gallito Catrilef decidió renunciar a quedarse con un pedazo de tierra para él mismo, pasando con los años al olvido viviendo junto a la familia Maripan en el sector de Aleucapi.
RECONOCIMIENTO EN VIDA
Dejando atrás la mala costumbre de acordarnos y valorar del legado a nuestra gente cuando ya ha partido a la otra tierra, como fue el caso de Nicolasa Quintreman, en su última jornada del domingo 26 de enero, el Ngillatun de Punotro recibió con honores a Juan Segundo Catrilef.
Fotografía: Juan Andrés Piniao | SRC
El kimtu Juan Andrés Piniao, amigo y compañero en la defensa de la cordillera del Gallito Catrilef, realizó un hermoso nütram de la historia, luchas y vivencias de aquel territorio, recalcando que la fuerza de todos y todas quienes lograron sobreponerse a aquellos oscuros tiempos venía del Ngillatun y de la fe en el Taita Wenteyao.
Posteriormente, el Gallito Catrilef hizo uso de la palabra agradeciendo por el gesto de acordarse de él y contando parte de su historia de vida siendo escuchado respetuosamente por niños, jóvenes y adultos presentes en la ceremonia.
El Ngillatun del Punotro es uno de los más antiguos realizados en forma ininterrumpida, siendo su inicio el año 1956 en casa de Tránsito Segundo Hualaman Marileo y Maria Avelina Aucapan Catalán, una de las primeras familias vivientes del valle Punotro.
A continuación compartimos un video con el relato del Gallito Catrilef:
Video: Millalikan
A través de este espacio felicitamos a la comunidad ritual del Ngillatun de Punotro por mantener nuestro kuyfi müpiltun al reunir a los fücha y las tremche con las nuevas generaciones y nos sumamos al homenaje en vida de este gran héroe mapuche williche.
Salvador Rumian C.
Fütawillimapu
@Wesrkin
Excelente material historico, tuve el honor de conocer a don Juan segundo Catrilef ccuando estudiaba en la Otrora Escuela g 418 de Pichilafquelmapu…gran persona.