¡Fill püle powüpe ta fa!


Fotografía: Unicef Chile

Son más pobres, casi no conocen ni hablan su lengua ancestral, viven mayoritariamente en zonas rurales, tienen pocas posibilidades de acceder a la educación superior y en muchos hogares la que lleva el sustento es la madre. Esas son algunas de las características que describen a los niños, niñas y adolescentes perteneciente a alguna etnia originaria, según el estudio “Incluir, sumar y escuchar: Infancia y adolescencia indígena”, realizado por UNICEF y el Ministerio de Desarrollo Social.

El estudio, que constata importantes diferencias entre la población indígena y la no indígena, fue presentado por el Representante de UNICEF para Chile, Tom Olsen, y la Subsecretaria de Servicios Sociales, Loreto Seguel.

Los datos presentados en la publicación dan cuenta de las condiciones de vida de la infancia y adolescencia indígena en Chile entre 1996 y 2009, a partir del análisis de la información emanada de la Encuesta CASEN. 

El Representante de UNICEF explicó que este estudio “espera contribuir a la elaboración de políticas públicas con pertinencia cultural, al reunir por primera vez un conjunto integral de datos acerca de la situación de la infancia y adolescencia indígena en el país y ponerlo a la disposición de todos quienes trabajan en esta área”.

En tanto la Subsecretaria de Servicio Sociales, valoró el aporte realizado por UNICEF en este ámbito y aseguró que este estudio será una herramienta muy útil para el trabajo que realizan diferentes reparticiones públicas.   

Entre los principales resultados se consigna que los niños y adolescentes indígenas son más pobres que los no indígenas. La pobreza afecta a un 26,6% de los niños, niñas y adolescentes indígenas y a un 21,7% de los no indígenas. La pobreza en los niños, niñas y adolescentes indígenas está asociada en gran parte a la ruralidad y a su pertenencia a hogares con jefatura femenina. 

Asimismo, se constata que aunque hay una clara tendencia a la urbanización de las familias pertenecientes a pueblos indígenas, la residencia en zonas rurales es más frecuente en la población infantil indígena, que la no indígena. Casi la mitad de los niños, niñas y adolescentes indígenas del primer quintil viven en zonas rurales, frente al 17% de los no indígenas.

Además, el estudio muestra que hay un aumento en el número de hogares con jefatura femenina y niños indígenas, junto a una importante brecha de género en los ingresos de los jefes de hogar con población infantil. Las mujeres indígenas y rurales tienen condiciones mucho más precarias en materia de inserción laboral. Por ejemplo, ellas perciben cerca de la mitad del ingreso de un hombre en las mismas condiciones. En la zona urbana, esta brecha se reduce al 22%.

Idioma y educación

El análisis realizado permite constatar que la población infantil indígena está perdiendo el uso de su lengua. Un 89,4% de los menores de 18 años declaran no hablar ni entender su lengua originaria. Esta pérdida progresiva del uso y comprensión de la lengua es sustancialmente mayor en las generaciones más jóvenes y en la zona urbana, lo que implica un obstáculo para la transmisión y preservación de su cultura.

En materia de educación, el acceso a los establecimientos educacionales ha aumentado significativamente en población indígena como no indígena. Se observa que la educación preescolar y básica tiene coberturas similares entre ambos grupos. Sin embargo, se aprecian brechas, en las zonas urbanas y rurales, en la cobertura de la educación media con 66% para los indígenas y 71% para los no indígenas. Esta desigualdad que aumenta en la educación superior con 18,6% para los indígenas y 30% para los no indígenas.

Vivienda y servicios

Otra brecha que muestra el estudio es el acceso a servicios asociados a las viviendas, vinculada a situaciones de pobreza y ruralidad, las que afectan mayoritariamente a la población infantil indígena. El acceso a la red pública de agua es significativamente menor en los indígenas que en los no indígenas, así como el sistema de eliminación de excretas que muestran las precarias condiciones en que viven niños, niñas y adolescentes indígenas en las zonas rurales. Sólo un 56,6% tiene un sistema deficiente de eliminación de excretas.

En este contexto, el estudio presenta como principal desafío desarrollar estrategias integrales de protección de los derechos de la infancia indígena con perspectiva intercultural y territorial expresadas en políticas públicas pertinentes, a nivel nacional, regional y local, con la participación de los actores indígenas y de los propios niños, niñas y adolescentes.

Revisa la publicación Incluir, sumar y escuchar

Fuente: Unicef Chile (23.01.2012)

Tamün srakisuam
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