¡Fill püle powüpe ta fa!

En estos días en que Chile teóricamente cumplirá 200 años, la Nación Mapuche manifiesta con fuerza que no hay motivos para celebrar.

En la Fütawillimapu, el «Bicentenario» nos recuerda un sinnúmero de hechos que no son motivo para compartir la alegría del pueblo de Chile, si no que más bien nos llenan de tristeza y rabia:

  • la imposición de la nacionalidad chilena,
  • el apropiamiento «legal» de gran parte de nuestro territorio libre por parte de especuladores de tierra,
  • la traída de «colonos» alemanes que siguieron usurpando nuestro territorio,
  • las cacerías humanas, matanzas y desalojos «legales» por parte de la policia,
  • las humillaciones de nuestra gente por los profesores en las escuelas,
  • el racismo,
  • la imposición de religiones extranjeras,
  • el no respeto de las propias leyes del estado chileno creadas «en favor de los indígenas»,
  • la manipulación de nuestra gente con fines políticos ajenos a los nuestros,
  • el desdén por nuestras ciencias, conocimientos y lengua,
  • el fomento del consumo de alcohol para debilitar a nuestra raza,
  • la persecución, encarcelamiento y asesinato de aquellas hermanas y hermanos que en estos doscientos años han intentado defender lo que es nuestro.

También es importante recalcar que en otros territorios Mapuche, los estados de Chile y Argentina sólo existen hace poco más de un siglo después de invadir militarmente (y sin declaración oficial de guerra) los últimos territorios independientes. Por tanto, el «Bicentenario» tiene escasa justificación.

Hoy las tristezas siguen. Muchos de nuestros peñi encarcelados injustificadamente exponen sus vidas para exigir juicios justos. Otros han sido cobardemente asesinados por la espalda… y los carniceros  gozan de impunidad.

En este «Bicentenario» recordamos a todos aquellos que dieron su vida para permitir que hoy nosotros podamos tener la nuestra. Los recordamos con tristeza, es cierto, pero su ejemplo nos llena de newen y esperanza para reconstruir lo que fuimos y para comenzar a construir nuestro propio futuro en libertad.

Tamün srakisuam
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