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Fotografía: La escasez hídrica obliga a las comunidades a implementar proyectos de riego, que peligrarían al no poseer derechos de agua | Diario Austral de Osorno

Iniciativa Conaf-Conadi corrobora el problema en la precordillera de La Costa y evidencia que comuneros aún no son dueños de todos los derechos de agua.

Jessica Leal Arismendi – cronica@australosorno.cl

Al terminar el otoño, Ximena Deumacan (37) recibió una inusual visita en su hogar en la comunidad Putrafkin de Pucopio: personal de Conaf llamó a la puerta de esta esforzada dirigenta huilliche para encuestarla a ella y su familia.

La llegada de tres especialistas a ese rincón del Butahuillimapu (grandes tierras del sur) en el límite entre San Pablo y San Juan de La Costa, obedece al estudio que la entidad -con fondos de Conadi, por $30 millones- realiza desde junio de 2011 para establecer un diagnóstico y proponer el desarrollo de las microcuencas del sector precordillerano de la costa comprendido entre el río Bueno por el norte y el río Maullín por el sur. Un vasto territorio de 313.811 hectáreas donde la escasez de agua que viven por más de una década más de 5.000 habitantes de las comunidades indígenas llevó a conformar una mesa de agua hace cuatro años.

Fue en esa instancia que Ximena Deumacan -presidenta de su comunidad- supo que Conaf iría a visitarla. Hoy, el estudio del organismo público ya aporta datos concretos: la familia de Pucopio es apenas una de las 1.639 distribuidas en 128 comunidades (de un total de más de 300 en la provincia) que sufren la falta del vital elemento, especialmente desde noviembre hasta mayo de cada año. Todos ellos viven en torno a 19 cuencas hidrográficas, las mismas que ahora exigen un manejo adecuado de sus ríos y vertientes.

«Uno de los grandes problemas que tenemos en la época estival es la falta de agua. Nosotros queríamos saber con claridad dónde están los puntos más críticos (escasez), dónde las comunidades presentan afluentes, pero contando con datos duros», dijo el director regional de Conadi, José Pedro Vásquez, respecto del convenio con Conaf, cuyo estudio determinó que existen al menos 108 puntos o microcuencas (caudales de agua) en los cuales deberían instalarse soluciones hídricas.

La idea es «hacer una planificación estratégica para la inversión en el tema de agua», sostuvo el personero. Aquí, las alternativas (no confirmadas oficialmente) incluyen la construcción de microembalses por gravitación (similares a los cinco proyectos que Indap instaló en San Juan de La Costa y Purranque) en la mayoría de las microcuencas, mientras que dos de éstas exigirían una solución de tipo mecánica. Las vías de financiamiento podrían ir en la línea de fondos provenientes desde Minagri y la Subdere, aunque también Conadi dispone tanto de fondos para riego como para la constitución de derechos de agua.

AÑOS CRÍTICOS

No obstante estos recursos fiscales, la incertidumbre subsiste entre los comuneros por la abrumadora realidad de tener que lidiar con pocos recursos hídricos. «Hay esteros y vertientes que todavía se conservan, pero quedan a una importante distancia de las comunidades, por lo tanto hemos tenido que buscar los mecanismos para acercar esa agua», explicó el dirigente de las comunidades de San Pablo Elías Huanquilen, sobre proyectos de riego y los últimos microembalses instalados en lugares como Trosco, Lafquenmapu y Bellavista. Empero, cruzando el área existen sectores como Lollolhue y Huacahuincul, donde «ellos tienen que acarrear agua del río en carreta porque sus pozos están secos, excepto una o dos familias que tienen agua», señaló el comunero, sumando otros lugares como Cantiamo y Puninque (que también recurren a vertientes alejadas).

La misma odisea sufre Edith Canío, quien vive a tan sólo 12 kilómetros de Osorno, por la ribera del río Rahue. en la ruta hacia Quilacahuín. En el sector, 23 familias deben acarrear agua del río que presenta gran contaminación en su cauce. Durante algún tiempo recibieron ayuda mediante un camión aljibe, hasta que «se cortó el camino». Hoy transitan por el fundo de un particular y además continúan con la escasez hídrica. Incluso intentaron establecer pozos profundos, «pero se desmoronaron porque el terreno es arenoso» y uno de los vecinos instaló un tubo que también se secó. Para colmo, muchos de ellos no han podido sanear sus títulos de dominio, requisito para postular a fondos concursables. Y esta temporada vieron con impotencia cómo las arvejas que estaban en flor se empezaron a secar», describió.

Esta indefensión es lo que aborda el estudio de Conaf-Conadi. El contrasentido es que si bien los resultados a priori establecen la necesidad de instalar infraestructura hídrica, el agua que queda en las cuencas todavía no está asegurada. Bien lo sabe Ximena Deumacan, quien junto a su familia habita en medio de la isla Trewatraiguen, lugar rodeado de los dos brazos del río Carinalhue, cuyo nacimiento está a unos 10 kilómetros de su hogar. Siempre acarreó agua desde un estero del fundo San Nicolás, hasta que por la actividad forestal se rompieron las mangueras. Así, hace cuatro años que extrae agua del río: primero mediante baldes y hace un año y medio con una motobomba (Fosis).

Pero la preocupación ya no es sólo porque el caudal del río ha ido bajando en los últimos años, sino además porque durante 2011 la empresa Energía del Sur solicitó 118 derechos de agua no consuntiva (se extrae en un punto y se restituye en otro) a la Dirección Regional de Aguas para instalar centrales de pasada, incluyendo al Carinalhue. Una acción que preocupa luego que la Seremía de Agricultura, en una reunión con las comunidades Jaramillo Imilmaqui, Rayencolafken y Putrafkin, señaló que se haría un estudio para instalar un microembalse que abastecería a las comunidades. Lo que complica a los lugareños es que el microembalse quedaría emplazado más abajo del punto donde se instalaría una minicentral, lo que disminuiría el caudal. «El río se nos secaría», enfatizaron.

DERECHOS DE AGUA

En cuanto a los derechos de agua, existen 1.019 en la zona de estudio y 350 de ellos fueron conseguidos en la última década vía Conadi. Un apoyo que reiteró el director regional. Sin embargo, la consejera Emilia Nuyado estimó insuficientes los recursos empleados por Conadi (globalmente, un 0,3% del presupuesto nacional) para este y otros fines.

Algo que compartió la consejera electa de Conadi, Claudia Paillalef, al indicar que con la solicitud de particulares como Energía del Sur, las familias quedarían sin sus derechos. Por ello, exigió al Estado y el gobierno modificar los Códigos de Agua y de extracción minera para adecuarlos al convenio 169 de la OIT, normativa acatada por Chile y que reconoce el concepto de territorio, el «wallmapu», mientras que la ley chilena separa agua, tierra y subsuelo. Algo que los comuneros siguen atentamente. «Creíamos que los mapuche teníamos derechos ancestrales , pero hoy como está la Constitución, nos damos cuenta que no es así», dijo Ximena Deumacan, anunciando que en la mesa de Agua fijada para el 30 de marzo, convocarán a los parlamentarios de la zona en lo que será el próximo paso de la nueva batalla por el agua.

«Ellos (habitantes de los sectores) tienen que acarrear agua del río en carreta, porque sus pozos están secos, excepto una o dos familias que tienen agua».
Elías Huanquilen
Dirigente de las comunidades de San Pablo

ÁREA

  • 1.639 FAMILIAS tienen problemas hídricos, lo que suma 5.061 personas. La edad promedio es de 55,9 años y el promedio de escolaridad llega a 5,5 años.
  • COMUNAS San Pablo, Osorno, San Juan de La Costa, Río Negro, Purranque, Fresia y Los Muermos fueron parte de estudio. A petición de Conaf, también se incorporarán Puyehue y Puerto Octay.
  • CUENCAS El estudio determinó cuencas como Curaco, Chanco, Huellelhue, Río Blanco, Maipue y Quenuir.

USO FORESTAL DEL SUELO DIVIDE A CONAF Y COMUNEROS


Fotografía: El mal manejo de plantaciones exóticas acentuó el problema | Guillermo Sáez

De las casi 314 mil hectáreas donde habitan, las comunidades en estudio ocupan 17.469,6 hectáreas para vivir y sólo destinan 736,7 hectáreas a chacararería. En ese contexto, buena parte del suelo es para uso forestal con especies foráneas como pino y eucalipto. Lo que para dirigentes como Elías Huanquilen y la actual consejera ante Conadi, Emilia Nuyado, implica un impacto negativo porque las plantaciones habrían causado la pérdida de caudales debido que consumen gran cantidad de agua. Al respecto, el director regional de Conaf, Jorge Aichele, señaló que en una zona con alta pluviometría como la nuestra, las plantaciones exóticas no influyen: «una hectárea de papas consume más que una de eucalipto», aseguró. Por su parte, Elías Huanquilén recordó que las comunidades «pecaron de inocentes» al seguir la política de plantación que impulsó la propia Conaf «sin medir lo que a la larga iba a ocurrir». Con todo, las plantaciones de las comunidades no llegarían al 5% del total sembrado porque viven en reducciones. Por otra parte, la solución al problema, según Conaf, pasaría por plantar árboles en algunas cabeceras de las microcuencas para acumular agua en el suelo erosionado. Algo que Emilia Nuyado contradijo porque precisamente el problema es en lugares donde se plantó especies exóticas y que están cercanos a cursos de agua. Agregó que todavía no existe una política clara y adecuada sobre el tema.

Fuente: Diario Austral de Osorno (18.03.2012) [Requiere registro en «El Mercurio S.A.P.]


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