Entre los años 1892 y 1894 el volcán Killaipe (¿Kütralpi?), conocido hoy como Calbuco, despertó con violencia de su largo sueño. Los leupe lonko (alemanes) ya se habían apoderado de los llanos de Osorno arrinconando -a través de inmisericordes matanzas ocultadas por la prensa- a las familias mapuche que tuvieron que desplazarse hacia el Pisre Mapu (Cordillera de Los Andes) y la Füta Kasrü Mawisam (Cordillera de la Costa), dejando como consecuencia la pérdida del kuifi kimün en la zona de los llanos. En dicho contexto, un lenguaraz williche, Domingo Quintuprai narró las vivencias de los mapuche que quedaron como inquilinos de los grandes fundos.
En esta publicación compartimos el relato «La Erupción del Volcán Calbuco» narrada por Domingo Quintuprai (Quintupurray) y registrada en Santiago por el lingüista Rodolfo Lenz en el invierno de 1894. Este relato es uno de los primeros registros escritos en Che Süngun, la variante williche de la lengua mapuche.
En su juventud, Domingo Quintuprai fue un conocido comerciante que acostumbraba viajar al waisüf mapu, específicamente a la tierra de «los manzaneros», para comerciar aguardiente por animales y joyas de plata, siendo la narración de uno de sus viajes realizado en 1871, también registrada por Lenz («Viaje al País de los Manzaneros»). Hacia los primeros años de la década de 1980 tenía a su cargo el cuidado de los animales de un leupe lonko en las cercanías de Osorno.
Debido a que era nieto de Juan José Quintuprai, antiguo lenguaraz o intérprete (srulpasüngujo) del Apo Ülmen Nailef de Rahue, Domingo Quintuprai fue el lenguaraz de los Apo Ülmen que viajaron a Santiago para entregar el Memorial de 1894 al presidente chileno Jorge Montt. Por tal razón, Lenz pudo obtener en Santiago algunas narraciones de Domingo Quintuprai, registros que hoy son un aporte fundamental a la reconstrucción del Che Süngun.
El Memorial de 1894 es el segundo memorial conocido de los Apo Ülmen williche de la zona de Osorno, el más crudo en cuanto a la descripción de las matanzas y despojos de parte de los «colonos» alemanes contra nuestros kuifi ke tse mongen.
A continuación compartimos el relato «La Erupción del Volcán Calbuco», el que ha sido modificado en su escritura y algunas traducciones al español para facilitar su comprensión:
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La Erupción del Volcán Calbuco
Descrita por Domingo Quintuprai (Dialecto Williche)
1. Kiñe küme süngun, masiao küme, sünguukiyu chi kawalleru eyu. Feimo nütramkaeno: 2. Petu üyi chi pisre l’il; fitrui masiao, kensabe chumngaiel mongen. Masiao afkütulngi; femngemalai srume fenten tripantu mongien; al’külafien, al’küunmalafien. 3. Feimo mai al’küfien; küpai chi, akui chi süngu ñi femngen, petu üyen chi pisre chi kordillera, küme al’küfiyen. 4. Akui chi fitrun Osorno; chi tapül mamel’ ligwi, chi tue monkü ligwi. 5. Feimo masiao afkütui chi pu mongen. Kensabe wesa süngu mülai, ngepai. Üllküpei mai chao dios. Kishu mai chao dios trokiai. 6. Feimo fei pifuyen: “Kachu mai pewelayen, l’agai mai yen kullin monkü; kensabe fün’layen ketran, yen tükun. ¿Chumngechi monngefuien, ngepayi fün’nofule in ketran”. 7. Monkü masiao güyi chi l’il; chen kensabe üyükepi minu? Mülepai mai, kensabe, kuyul kusra. 8. Petui kai tüfichi l’il; cheu üyi chi l’il mülewelai, l’ofi. 9. Feipi chi pu alemán, fei ñi nütramo: “Wel’u suamlaimün; inche mapu mo üiki l’il. Feimo kimiefiyen”. 10. Feimo trepeukülayen, pieyen mo chi alemán. Feimo kiñe no suamiyen. |
1. Un buen cuento, muy bueno, nos estamos contando, yo contigo, caballero. Entonces me lo comunicaron: 2. Todavía arde el cerro nevado; humea mucho; quien sabe como será la vida. Mucho fue exterminado; tal cosa no sucedió nunca tantos años que vivimos; no lo hemos oído, “ni lo vamos oyendo”. 3. Entonces pues oímos, vino, llegó la noticia de este suceso de que todavía está ardiendo la cordillera nevada, bien lo oímos. 4. Llegó el humo hasta Osorno; las hojas de los árboles se pusieron blancas; la tierra se puso blanca. 5. Por eso mucho fue exterminada la vida. Quién sabe, mala cosas habrá, sucederá. Enojado parece el padre Dios. Solo pues el padre Dios gobernará. 6. Entonces así nos dijimos: “Pasto no veremos más, morirá pues todo nuestro ganado; quién sabe no dará fruto nuestro cultivo, nuestra siembra. ¿Cómo viviríamos si sucede que no de fruta nuestro cultivo? 7. Todo mucho ardió el cerro; ¿Qué, quién sabe, se está quemando dentro? Será, pues, quién sabe, carbón de piedra. 8. Y continuó ese cerro; donde ardió ya no hubo cerro (morada), se arruinó. 9. Así dijeron los alemanes, así nos avisaron: “Pero no tengan cuidado, en nuestro país arden siempre los cerros. Por eso lo conocemos”. 10. Entonces no nos espantamos, por lo que nos dijeron los alemanes. Por eso estuvimos sin cuidado. |
La versión original del texto está disponible en el siguiente link ::: Estudios Araucanos (1895-1897), Rodolfo Lenz :::
Fentenai fachi nütram.
Mari mari, muli ayuun ka weda.
Llevo un tiempo investigando la historia mapuche y gracias a la escritura, tomada de la civilización, podemos conocer nuestra historia, no olvidaremos a nuestra gente y su cultura que hoy es la nuestra, la de mi familia, nuestros antepasados que ayudaron a la independencia de Chile.
Para luego llevar a los mapuches casi a la extinción de la memoria, cultura e identidad. Hoy estamos revitalizando, recuperando lo que nos pertenece, el idioma y costumbres ancestral.