¡Fill püle powüpe ta fa!


Fotografía: Taita Wenteyao, Pucatrihue, San Juan de la Costa | Javier Milanca

«Fue así como se inventó la pobreza en el Chawra Kawin, al mismo tiempo que otros se inventaron la riqueza. Ambas cosas no se conocían por estos lados y los colonos la trajeron como novedad igual que sus máquinas y su cerveza.»

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TRES DIAPOSITIVAS ESCRITAS DEL CHAWRA KAWIN[1].

Por Javier Milanca

Diapositiva escrita 1 “LAS TOMADURAS”: En la imagen pueden verse a robustos capataces con Damajuanas repartiendo chicha de manzana a raudales mientras los futuros trabajadores toman incrédulos y enfiestados. Sus ojos miran desconfiados.

Cuentan entonces en el Chawra Kawín (Osorno 1852) que los recién llegados de Europa, pasaron a la posteridad como gentes industriosas. En realidad eran unos aventajados pues tuvieron por parte del Estado chileno toda la ayuda en empréstitos blandos y gran cantidad de sostenes monetarios incalculables. Hasta abogados les facilitaron para que pudieran robar de acuerdo a la ley y con papel sellado. Así, cualquiera pasa a la historia como visionario o emprendedor. Ser Colono es noble, ser de la tierra un oprobio.

Que tampoco querían pagar mucho y por consecuencia nadie quería trabajar, ni para los alemanes “cabeza de pichí”, ni para los españoles “coños”, ni menos para los chilenos, “pitucos de codos rotos”. Que los mestizos y los Williche[2] preferían quedarse mirando sus pobres sementeras o jugando Palín en sus baldíos. O elegían, por sobre todas las cosas, seguir enterrándose en sus Mallines[3] en vez de irle a servir a los nuevos patrones de mala paga y mal trato. Además, la gente de la tierra reflexionaba: que sí son dueños que trabajen ellos, ¿para qué roban tierras tan extensas si no las quieren tocar con sus propias manos?

Que estos patrones desesperados se quedaron sin gente que cortara un tallo de trigo de los campos, quemara una mata de Murra de los potreros o atizara una sola carreta de bueyes.

Que fueron los alemanes hacendados en desesperación quienes atrajeron a los futuros gañanes, siempre menos dispuestos al trabajo y más voluntariosos en la bebida, con la ocurrencia de las “Tomaduras”, curaderas planificadas para contratar peones y obtener mano de obra barata. Y haciendo bocinas con las manos llamaban a los hombres para que se acercaran a beber a destajo, a campo abierto, en una orgía dionisiaca brutal. Quien más chicha y empanadas repartía, más peones tenía cerca. Ya en la noche, al final de la bacanal y con pleno lucimiento de ebrios tirados en las pampas bajo los Wayes[4] y los Mosquetos, comenzaban la contratación de asalariados entre una soporífera tracalada de borrachos.

Que no consideraron los astutos alemanes del carajo que para las gentes de estos lados un papel no tiene validez y que es la palabra dirigida al centro de los ojos la que obliga. Algunos más respetuosos o desconfiados volvían cabeza gacha a pagar su deuda con trabajo. Otros, los más, se iban buscando nuevas jornadas alcohólicas de contrato y cuando eran inquiridos por sus patrones,y estos les enrostraban las borrosas cagarrutas hechas con la tinta torpe de su dedo pulgar al final de las hojas, respondían todavía atontados de la borrachera y muertos de la risa: que ni cagando irían a trabajar por esa plata y que “¡Curao no vale!”.

Diapositiva escrita 2 “ESCLAVITUD POR DEUDAS”: En la imagen puede verse a un padre mestizo williche entregando a su hija mayor a una familia de colonos por deudas económicas. Sus ojos estan resentidos

Que en ese tiempo en el Chawra Kawín (Osorno 1883) había poco dinero, todo lo productivo estaba en el norte. Se quedaba en la capital, o en los hierros de un ferrocarril que venía avanzando selva al sur. Pocos lo creían en realidad, esos eran cuentos de seres fantasiosos, nada podía ser más grande que un árbol ni tirar más fuego que un volcán. Que la gente, en vez de aprender de la lenta sabiduría de las siembras y la crianza, se acostumbró a comprar en las pulperías de alemanes o cualquier otro pillo rico. Que para comprar debían tener plata y para tener plata iban vendiendo sus pequeños trozos de tierra arrinconados y yermos. Que la gente comenzó a ponerse pobre, a verse pobre y a sentirse pobre. Fue así como se inventó la pobreza en el Chawra Kawin, al mismo tiempo que otros se inventaron la riqueza. Ambas cosas no se conocían por estos lados y los colonos la trajeron como novedad igual que sus máquinas y su cerveza. Entonces alguien empezó “emprestando” los hijos por dinero, primero por un tiempo, luego por otro tiempo más, hasta que ese tiempo era un para siempre. Que esos hijos se fueron quedando y eran obligados a trabajar con crueldad, y bondad religiosa a la vez, para que aprendieran que el esfuerzo trae beneficios, más si el esfuerzo es gratuito. Que eso era esclavitud, regulada por normas de arriendo y por las leyes chilenas siempre permisivas con los colonos y castigadoras para los hijos de la tierra. Que además así se perdieron apellidos originarios, se castellanizaron y muchos se awincaron[5] sin entendimiento. Que ellos olvidaron a sus familias naturales y se entremezclaron con las nuevas en una tole-tole de parientes cruzados de nunca acabar. Que esos hijos abandonados por deudas quedaron sin Ñuke Mapu[6], sin antepasados, ni abuelos tutelares que los cuidasen y tuvieron que aprender de la luteranía laboriosa, de dioses azotados y otras lacras todos los domingos, todos los domingos. Hasta olvidaron su idioma original y no tuvieron jamás como contar esta historia.

Diapositiva escrita 3 “EL POETA CARVALLO”: En la fotografía puede verse al poeta Carvallo tomando chicha de manzana mientras le hunde un contundente ají cacho de cabra y reflexiona profundo. Sus ojos están tristes.

Cuentan que en Osorno (Chawra Kawin 2013) el poeta Juan Carlos Carvallo cree en la reencarnación aunque no tanto, debe ser porque es peluquero y sabe que todo crece, se pierde y viceversa. El poeta Carvallo se pone nostálgico cuando toma chicha con ají cacho de cabra, como que le llora un ojo, sabe que la muerte no es risa y que la mazamorra no se masca. El poeta Carvallo puede que no tenga muebles ni límites pero siempre tiene razón. Sabe artes marciales y enseña como defenderse bien en una pelea de bar. Hay que buscar la luz y pegar de abajo para arriba, como le peleó el osornino Martín Vargas a Carlos Canto dice. Cuenta que desciende de boteros y areneros del Rawe[7] y por eso sabe de frío, de lluvias y lo que es tomar callejeao en una plaza a las cinco de la mañana. Refriega que los tontos de Osorno le hicieron una estatua a un toro en la plaza para alardear la producción lechera y no un monumento a las vacas como es debido. El poeta Carvallo se ríe de los descendientes de alemanes y de todo el mundo, porque en Osorno todo el mundo se cree descendiente de alemanes, nadie quiere serlo de esclavos por deudas ni de trabajadores vencidos pero con mucha esperanza. Al poeta le gusta que lo aplaudan en los estadios cuando lee poemas de pobres o de pulentos de barrio pues le dan de tomar vino peleonero. Le gusta ir a vacilar al bar de “Los Manantiales”[8] en calle Los Carrera, aunque los mismos Manantiales en persona lo echan por odioso. El poeta Carvallo grita que nadie sabe de Kintuante[9], del Taita Wentellao[10], ni nadie sabe de la verdadera Historia de Osorno y por eso después pasa lo que pasa.


[1] Nombre originario del emplazamiento de Osorno. Del Mapuzungún “Fiesta de la Flores” o “Fiesta Florida”

[2] Gente del sur. Mapuche del sur

[3] Humedales

[4] Árbol omnipresente en los Llanos del Chawra Kawin.

[5] Extranjerizaron.

[6] Madre Tierra.

[7] Río principal del Chawra Kawín, “Lugar de Greda”.

[8] Famoso grupo de Rancheras que tiene un bar en el Chawra Kawin.

[9] Ngen, divinidad protectora de los Williche muertos, Lugar sagrado a orillas del río Pilmaiken.

[10] Ngen, divinidad protectora de los williche vivos. Lugar sagrado ubicado en las playas de Pukatriwe.


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