Fotografía: Lof Huequecura logra rechazar modificación inconsulta del Plan Regulador de Futrono
Durante el proceso se puso de manifiesto en varias ocasiones los prejuicios que abundan hacia la población mapuche y hacia lo rural en la comuna, pues incluso algunos ediles manifestaban que “con este Plan Regulador se llevaría la anhelada modernidad hasta el sector”
Por Mauricio Huenulef Oporto
Antropólogo Asesor Comunidades
Desde fines del año 2009 el Municipio de Futrono y la Seremi-MINVU iniciaron el estudio de “Modificación del Plan Regulador Comunal Futrono” en la Región de Los Ríos, el cual incluyó la ciudad misma de Futrono y las localidades de Nontuelá y Llifén, lo que consideraba trabajos en terreno, estudios de gabinete y Participación Ciudadana en todas las etapas del proyecto.
En la localidad rural denominada Llifén y cercanías existen cuatro Comunidades Mapuche, las cuales son Mapuche Huequecura de Chollinco, Victoriano Pitripan de Caunahue, Victoriano Pitripan Radicación Huequecura, y, José Manque Pitripan del sector Cerrillos, que suman unas 600 personas con sus grupos familiares, las cuales de acuerdo a la propia cosmovisión viven principalmente del trabajo de la tierra y manteniendo rasgos socioculturales diferenciadores del resto de la sociedad chilena.
Todas ellas constituyen el ancestral Lof Huequecura, lo cual es avalado además por antecedentes histórico-culturales como el hecho de que existen dos Títulos de Merced que avalan la condición de Tierras Indígenas del denominado sector Llifén, los cuales son T.M. Nº 2.438 del año 1913 otorgado a Victoriano Pitripan y familias de Huequecura; y el T.M. Nº 2.439 del año 1913 otorgado a Juan Manuel Pitripan y familias de Chollinco.
A mediados del año 2011, las comunidades mapuche del Lof Huequecura inician un proceso de resistencia y oposición a ser incluidos dentro de este plano regulador. Este proceso incluyó reuniones semanales durante más de diez meses, contratación de un asesor técnico, búsqueda y análisis de información correspondiente al estudio, explicación detallada de esta información, capacitación en leyes sectoriales y otras de protección especial de los Pueblos Indígenas, realización de marchas y envío de documentos oficiales de oposición y reclamo ante diversos organismos del Estado (Municipio de Futrono, Seremi-MINVU, Conadi, Congreso Nacional, organizaciones de base, etc.), participación en reuniones del Concejo Municipal de Futrono, reuniones con parlamentarios de la región que apoyaron nuestra causa, así como también fortalecimiento espiritual a través de Llellipun, Trawun, Nütram, con autoridades ancestrales del territorio, todo lo cual permitió que jóvenes, adultos y ancianos pudieran contar con todas las herramientas técnicas, conceptuales y espirituales para enfrentar de buena manera este trabajo de defensa del Lof Huequecura.
Los argumentos de oposición fueron claramente expuestos a nivel territorial, comunal y nacional, y principalmente son:
– No se realizó Consulta Indígena previa que establece el Convenio 169 de la OIT a las Comunidades Mapuche a afectar.
– Los instrumentos, talleres y formas de convocatoria no fueron los adecuados ni con la pertinencia cultural que corresponde.
– La escasa información entregada no fue de buena fe ni de manera apropiada a las circunstancias.
– Se quería avalar una modificación del Plan Regulador comunal con una mínima participación, donde prácticamente la mitad de los presentes eran funcionarios municipales y profesionales de la Consultora contratada.
– Se planificaba realizar drásticos cambios al uso del suelo, con una zonificación que jamás consideró las actividades culturales y productivas del Pueblo Mapuche del territorio.
– Se pretendía gravar la economía de cada familia en más de 700 mil pesos anuales al exigir instalar fosas sépticas, retiro y tratamiento de aguas servidas, no aceptando soluciones más sustentables y económicas.
-Se contemplaba ubicar una planta de tratamiento muy cerca de viviendas y de apiarios con los cuales subsisten económicamente los comuneros.
En resumen, se quería modificar un modo de vida como Pueblo Mapuche por otro con características urbanas que para nada son modelo de desarrollo sustentable y de vida en armonía entre familias y territorio.
Durante el proceso se puso de manifiesto en varias ocasiones los prejuicios que abundan hacia la población mapuche y hacia lo rural en la comuna, pues incluso algunos ediles manifestaban que “con este Plan Regulador se llevaría la anhelada modernidad hasta el sector”, una de las concejales se mofaba por que los comuneros usaban el término “LOF” y lo replicaba de modo burlesco como su gran aporte a la discusión; de igual modo en las noticias en medios electrónicos que daban cuenta de la oposición de las comunidades, se leían comentarios llenos de insidia, ignorancia y discriminación, y la mayor de estas se vivió con las infortunadas palabras de parte del administrador municipal al decir que los mapuche eran unos incapaces para administrar, lo que ciertamente provocó la ira de toda la asamblea presente en las reuniones, y aunque se deshizo en disculpas, el prejuicio ya había sido lanzado.
No es fácil tener la paciencia para aguantar tanta ignorancia y discriminación, y nuestra estrategia para esto siempre fue el respeto y hablar con la verdad, nada de agresiones, y aún así, en la segunda reunión con el Alcalde y su equipo, se nos puso un fuerte contingente policial y vehículos con balizas encendidas a modo de amedrentamiento quizás para que no defendamos nuestra Madre Tierra, o quizás para provocar y poder detener de modo arbitrario a quienes lideraban la resistencia territorial. Nunca tuvimos una explicación de parte de carabineros o de la autoridad política de turno en la gobernación.
El día jueves 28 de junio de 2012, previa realización de una rogativa frente a la plazoleta del municipio, participamos nuevamente de la reunión del Concejo Municipal, donde se votaba definitivamente la propuesta de modificación del plan regulador, y después de hacernos esperar por mucho tiempo nos dejaron ingresar a la sala, sin derecho ni a voz ni voto, fuimos con nuestros letreros ya desgastados por el uso, nuestro piwke apretado por la angustia, pero nuestro espíritu firme para lo que viniera, y final y curiosamente, el concejo votó en forma unánime dejar fuera del Plano Regulador a la localidad de Llifén, es decir que en definitiva, nuestra resistencia y oposición obtuvo su merecido triunfo, y que por tanto, se valida y mantiene nuestra forma de vida rural, nuestra forma de vida asociada íntimamente a la Mapu Ñuke, nuestra forma de vida de acuerdo a nuestros ancestros Mapuche, sentimos realmente que nuestros Kuifikeche nos dieron todo su newen.
Entre los aprendizajes generados nos quedan los siguientes:
– los gobiernos municipales no siempre tienen como opción el desarrollo territorial rural de su comuna ni lo ven como elemento que potencie nuevamente el desarrollo y bienestar;
– existe en el país una consideración de lo rural como un sector retrasado, llegando al extremo de ver de igual modo a su población;
– se impone en consecuencia la urbanización en lo rural como única alternativa de modernización y progreso;
– con la urbanización de lo rural se pierden valiosas zonas agroecológicas que han sustentado por siglos la biodiversidad de flora y fauna nativa;
– lo rural es donde aún se mantienen valores culturales y sociales, los cuales la sociedad urbanita requiere con urgencia proteger, replicar y potenciar;
– existe una ignorancia generalizada, sino premeditada, que provoca una trasgresión frecuente a las leyes especiales de protección de los Pueblos Indígenas, como la Ley 19.253 o Ley Indígena, el Convenio 169-OIT, la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Ley 20.249 o ley Lafkenche, etc., etc., las cuales forman parte de los derechos reconocidos en la Constitución Política vigente y que por tanto deben ser aplicados y respetados en consecuencia;
– el ejercicio del derecho propio y autonomía como Pueblo Mapuche es visto prejuiciosamente como un activismo político peligroso, y se quiere imponer vía tecnócratas centralistas un modelo socioeconómico y cultural ya fracasado y homogenizador.
Finalmente, la experiencia vivida ha permitido expresar claramente que las Comunidades Mapuche del Lof Huequecura defendemos el derecho a decidir las propias prioridades en nuestro proceso de desarrollo, de modo de resguardar la vida, nuestras creencias, instituciones y bienestar espiritual, las tierras que ocupamos y utilizamos de alguna manera, y de controlar, en la medida de los posible, nuestro propio desarrollo económico, social y cultural, y seguiremos apelando a participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo regional y nacional que nos puedan afectar directamente.
Ya desde el año 2006 las comunidades hemos presentado propuestas de desarrollo para nuestro Pueblo Mapuche, y hoy nuevamente las tenemos y demandaremos su discusión e implementación en un corto, mediano y largo plazo de modo que permitan mejorar las condiciones de vida, trabajo, salud y educación pertinentes.
Fuente: Mapuexpress (04.07.2012)