En esta publicación iniciamos un recorrido por las huellas que nuestro tse süngun ha dejado en la historia a través de la revisión de los registros escritos que existen desde los inicios de la invasión española. ¿Qué aspectos han cambiado y qué aspectos se mantienen en estos últimos cinco siglos? Las y los invitamos a iniciar este viaje que busca aportar al reconocimiento de nuestra variante williche dentro de la unidad del idioma mapuche.
Es posible que para más de alguna de mis l’amuen o de mis peñi la sola idea de presentar evidencias de la existencia del che süngun es innecesaria e, incluso, degradante. Yo mismo me he cuestionado el porqué tendríamos que validar frente a otros, sean mapunche o no, que nuestra variante territorial tiene raíces antiguas y que tiene el mismo valor que cualquier otra forma de habla mapunche.
Con ya casi dos décadas de trabajo en la reconstrucción y reposicionamiento de nuestra variante sureña del idioma mapunche, enmarcado en un activismo iniciado por mi familia a mediados de la década de 1970, he llegado a la conclusión de que es necesario establecer una ‘línea base’ para desmontar el mito referido a que el che süngun es el resultado de ‘deformaciones’ de nuestra variante por la ‘pérdida’ de la vitalidad de nuestra lengua frente al avance e imposición del español en la Fütawillimapu.
No se puede negar que el proceso sistemático de despojo y desdeñamiento de nuestro idioma ha incidido en que nuestro süngun se haya debilitado, pero este fenómeno es transversal a todos los territorios, en diferentes grados. De esta manera, situaremos al che süngun como una variante que tiene raíces anteriores a la invasión española y que, como las demás variantes, se ha visto influenciada por el winka süngun, es decir, la lengua de los invasores. También es pretensión de este küsow (trabajo) el presentar antecedentes que desvirtúan la hipótesis de que el che süngun es un idioma distinto al mapuche.
Esta serie de publicaciones también es un homenaje a nuestras chemche y a nuestros fücha que a pesar de humillaciones, castigos, represión e invisibilización, a veces dentro de sus propias familias, nunca olvidaron su idioma y tuvieron la gentileza de compartir su kimün con las nuevas generaciones. Es por el respeto a ellas y ellos que hacemos un llamado a sentirnos orgullosas/os de nuestro süngun y a evitar alterar su legado de manera arbitraria. Si nuestro idioma tiene que adaptarse y evolucionar, que sea sin pasar a llevar el vínculo profundo con nuestra mapu y con nuestras/os kuyfi ke tse mongen, cuyo dolor, lucha y orgullo ha permitido que hoy tengamos la oportunidad de reconstruir y usar nuestro tse süngun.
Siguiendo una concepción lineal del tiempo, a continuación revisaremos cronológicamente algunos antecedentes que dan cuenta de las particularidades del che süngun que han sido registradas desde los inicios de la invasión europea. Para tal efecto, me basaré y ampliaré un trabajo que realicé en 2011 en el marco de una experiencia de autoformación mapunche en contexto urbano[1], trabajo que a su vez pude realizar gracias a la recopilación de un importante conjunto de antecedentes que mi padre comenzó a recopilar desde fines de la década de 1970.
Dejo en claro que realizaré una revisión superficial, incompleta e imperfecta, por lo que cada antecedente que se presente requiere ser comprendido en su contexto, profundizado y analizado con detención para evitar llegar a conclusiones equivocadas y/o interesadas. Al ser un trabajo imperfecto e incompleto, agradeceré cualquier aporte que ayude a robustecer este contenido.
También es muy necesario que el lector o lectora de estas líneas sepa que esta serie de publicaciones no podrá abstraerse de ciertas subjetividades que trataré de explicitar de forma clara y oportuna. No obstante lo anterior, anhelo que los principios que orienten este küsow sean la rigurosidad, seriedad y distanciamiento de posverdades, idealizaciones y fanatismos.
Finalmente, no puedo dejar de reivindicar a futawillimapu.org como una plataforma propia mapunche para la difusión gratuita de contenido y para la generación de conocimiento, disputando un espacio que usualmente está enclaustrado en el ámbito académico o en la producción de libros que rara vez llegan a nuestros tue mapu o a nuestras müchulla. Como siempre hemos señalado, si usted peñi o usted l’amuen desea publicar contenido en esta plataforma, no dude en contactarnos.
Y sin mayor demora, ¡amoyen may!
Antes de sumergirnos en sus antecedentes históricos, definiremos al che süngun o tse süngun como la variante del idioma mapuche correspondiente al territorio comprendido entre la cuenca del río Bueno y la cuenca del río Maullín, ambos cursos de agua que constituyeron la frontera norte y sur de la Fütawillimapu entre los siglos XVII y XVIII. Los términos que dan nombre a nuestra variante son che (gente, persona), tse (gente, persona) y süngun (hablar, emitir un sonido algo, idioma), en donde tse es una forma afectiva y cercana de che. Importante señalar que el che süngun NO es una variante o dialecto ni del mapuzugun ni del mapudungun: mapuzugun, mapudungun, chedungun, che süngun (tse süngun), williche dungun y cualquier otra denominación que pudiera existir hacen referencia a variantes, dialectos o geolectos del idioma mapuche, todas con el mismo ‘estatus’, pero que, ciertamente, tienen diversas realidades en cuanto a vitalidad (número de hablantes) y reconocimiento.
De acuerdo al cronista español Gerónimo de Bibar (Jerónimo de Vivar), las y los mapunche de los alrededores de la entonces recién fundada ciudad de Valdivia[2] “difieren un poco en la lengua a las demás provincias [Mapocho, Concepción e Imperial]” (Bibar (1558), 1966, p. 160*-160). El registro de Bibar es una de las primeras constataciones de variaciones lingüísticas locales en el mapunche süngun. Desafortunadamente, el cronista no dejó indicios respecto de cuáles eran dichas diferencias, pero me parece razonable plantear que probablemente hayan sido variaciones fonéticas, de acento y ritmo como las fuentes posteriores irán reafirmando. Hasta aquí podríamos señalar que, en la primera fase de la invasión española, se constata la existencia de un idioma ‘general’ con variaciones territoriales.
El 23 de diciembre de 1598, las fuerzas mapuche derrotaron a las fuerzas invasoras españolas en la batalla de Curalaba, dando inicio al Fill Mapu Aukan o gran alzamiento de todas las tierras en el periodo 1598 a 1604. Dicho aukan (awkan) es la campaña militar mapuche más exitosa de nuestra historia: todos los enclaves españoles ubicados entre el río Biobío y el río Maullín fueron destruidos, incluyendo la ciudad de San Mateo de Osorno. En ese contexto aparece la figura del jesuita Luis de Valdivia, influyente agente de la cristianización que impulsó la “guerra defensiva” contra el pueblo mapuche, logrando el cese de los ataques, convocando a parlamentos y dejando en mano de misioneros la tarea de permear los territorios liberados en el aukan. Ligada a su acción político-religiosa, Luis de Valdivia publicó en 1606 su “Arte y Gramática General de la Lengua que corre en todo el Reino de Chile, con un Vocabulario y Confesionario”. Este trabajo tiene la importancia de ser (hasta ahora) el primero referido a nuestro idioma. A continuación replicamos el fragmento más conocido de esta obra:
Cuatro cosas tiene esta Lengua de Chile que la facilitan mucho y dan ánimo para aprenderla. La primera es, que en todo el Reino de Chile no hay más de esta lengua que corre desde la Ciudad de Coquimbo, y sus términos, hasta las Islas de Chilué [Chiloé], y más adelante, por espacio casi de cuatrocientas leguas, de Norte a Sur, que es la longitud del Reino de Chile, y desde el pie de la Cordillera grande nevada, hasta la mar, que es el ancho de aquel Reino, por espacio de veinte leguas: porque aunque en diversas Provincias de estos Indios hay algunos vocablos diferentes, pero no son todos los nombres[,] verbos, y adverbios diversos, y así los preceptos, y reglas de este Arte son generales para todas la Provincias (Valdivia, 1606, Al lector)
Como se puede constatar, a juicio del influyente Luis de Valdivia, la lengua mapunche constituía una unidad en la que (co)existían ciertas particularidades locales. En este punto me parece necesario prevenir que, si bien es autor de la primera gramática escrita acerca de nuestro idioma, no podemos dar por sentado que todo el contenido publicado haya sido completamente comprendido por su autor. En este sentido, hay que tener en consideración los sesgos (intereses) políticos y religiosos de Luis de Valdivia, junto con la posibilidad de que sus competencias comunicativas (compresión y expresión oral) no estuvieran bien desarrolladas, tal como insinúa el historiador chileno Francisco Antonio Encina, a quien claramente también podemos cuestionar su ‘objetividad’.
Luis de Valdivia inició una línea de estudio de nuestro idioma que continuaron otros referentes de la religión cristiano-católica, siguiendo la política de conversión al cristianismo de los pueblos invadidos en sus propios idiomas. Al respecto se puede inferir que el sustento de esta política está en el texto bíblico llamado Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, versículos 1 al 4.
No puedo dejar de señalar lo paradojal que me resulta el hecho de que, buscando borrar nuestro mapunchengen, haya habido agentes de la cristianización que dejaron registro de nuestro idioma en tiempos pasados, registros que, en más de una oportunidad, me han permitido traer al presente palabras y expresiones que alguna vez escucharon hablantes de mi tierra, pero que estaban escondidas en algún rincón de su memoria. Quizás ‘paradojal’ no sea la descripción completa, el amasijo de sentimientos es difícil de explicar.
El Arte de Luis de Valdivia ha incidido fuertemente en la reconstrucción de la variante pikunche del idioma mapuche y ha sido motivo de varios trabajos en el ámbito académico. Sin embargo, no puedo dejar de señalar que los registros escritos por los agentes de la cristianización son solamente medios que nos permiten corroborar la antigüedad de nuestro idioma y que el kimün (conocimiento) siempre ha estado en la palabra hablada de nuestra gente.
Sin hacer un análisis detallado del trabajo de Luis de Valdivia, considero necesario destacar algunos aspectos:
1. El uso de “mo” en vez de “mew” (meu) en la(s) variante(s) pikunche del idioma mapuche.
En el che süngun el uso de mo en vez de mew es una de las particularidades más claras respecto a otras variantes del idioma mapuche. Ligado a lo anterior, el uso de mo se encuentra muy extendido en topónimos del territorio mapuche williche: Cunamo, Peñasmo, Cuquimo, Troquilmo, Tacamo, Cochamo, Huentemo, Chadmo, etc.
Los registros de Luis de Valdivia permiten establecer que el uso de “mo” también era (y es) un rasgo característico del idioma mapuche en territorio pikunche.
2. La ‘transición’ entre las primeras personas (yo, nosotras/os) y las segundas personas (tú, ustedes) de la zona williche coincide con la antigua forma pikunche.
En la variante mapuzugun, si yo quiero decir “te llamaré” digo mütxümaeyu (mütxümaqeyu). En el caso del che süngun, se dice mütrümaeymi (mütrümaymi). De esta manera, la interacción que va desde inche (yo) hacia eymi (tú), en el caso williche se centra en el paciente, es decir, la persona que recibe la ejecución del verbo (eymi).
- Che süngun: inche >> eymi: -eymi
- Mapuzugun: iñche >> eymi: -eyu
El uso williche, coincide con el antiguo uso pikunche que, de acuerdo a Valdivia, está ampliado para todas las primeras personas con foco en la segunda persona singular (tú). Las interacciones entre las primeras personas con las segunda persona plural (y dual), también difieren de las actuales transiciones del mapuzugun y el mapudungun.
3. El antiguo sufijo marcador de agente o ‘agentivizador’ -voe al parecer originó los actuales sufijos -fe, -ve (-be) y -fo (-jo).
Otra de las características del che süngun es el uso del marcador de agente –fo y –jo (afectivo, cotidiano), en vez del masificado –fe del mapuzugun. De esta manera se tiene:
- Che süngun: chillkatufo, chillkatufo: lector/a, estudiante
- Mapuzugun: chillkatufe: lector/a, estudiante
Luis de Valdivia presenta al sufijo –voe como marcador de agente. Con lo anterior, se puede hipotetizar que el sufijo señalado por Valdivia tuvo un proceso de evolución diferenciado por territorio que se intenta plasmar en la imagen siguiente:
Los tres aspectos abordados, más otros antecedentes que escapan a los alcances de esta publicación, permiten establecer como hipótesis razonable que en la zona “central” mapuche, actuales provincias de Malleco y Cautín, el idioma mapuche tuvo una evolución particular al mantenerse mayor tiempo libre de la influencia española y chilena.
Lo que respecta a la dualidad, rasgo gramatical esquivo en el che süngun, lo abordaremos en una próxima publicación.
WECHUPUN
Sin duda, hay otros ámbitos en la obra de Luis de Valdivia que son muy interesantes de abordar, como la importancia del pillan en la ritualidad antigua; el diseño del confesionario y su uso como una herramienta que podría ser categorizada como de tortura; el control sobre los muertos (sepultación); expresiones vigentes en el che süngun (müpiltun amomasrin, yali, chukin/tsukin, etc.); por nombrar algunos. Sin embargo, como ya señalé anteriormente, solamente haremos una revisión superficial.
Podríamos terminar esta primera parte señalando que nuestro idioma ha resistido con éxito a casi cinco siglos de régimen colonial y que las particularidades que se puedan encontrar en cada variante son expresión del vínculo profundo que como mapunche tenemos con cada espacio de nuestra mapu.
Y como se decía hasta hace un par de décadas: feyta-ten pian, pu l’amuentun, pu peñintun. Wall’ pewayen may.
por Salvador Rumian C.
Fütawillimapu
@Wesrkin
@futawillimapu
[1] Se trató de una serie de kimeltun (talleres) para la autoformación en el marco del programa PESPI (Programa Especial de Salud y Pueblos Indígenas). El material original se puede revisar en el siguiente enlace: https://futawillimapu.org/pub/2011/PESPI/PESPI_2011_-_Resumen_S01.pdf
[2] Mallalavquen de acuerdo al documento. La ciudad de Valdivia fue fundada el año 1552.
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